Muchos olavarrienses ven, día tras días, el trabajo de los bomberos en diferentes emergencias. Quizás mucho, cuando los servidores públicos suben a los vehículos y retornan, piensan que ha terminado la jornada de trabajo.
Muy lejos de lo que se pueda imaginar y de los ojos de la gente es la actividad que hay permanentemente en el Cuartel Central.
Sí, regresan las dotaciones después de hacer su trabajo en un incendio, en un accidente, en una inundación, pero el trabajo no ha terminado ni mucho menos. Al regresar de un servicio las unidades con los hombres, seguramente cansado, sucios, a veces lastimados, ya bajo techo comienza el trabajo de poner las unidades en condiciones de partir en cualquier momento.
Se controlan sus elementos, se reaprovisionan de combustibles en las estaciones de servicio, se revisan los equipos utilizados por los voluntarios, mientras cada jefe atiende la situación de cada bombero.
Luego una charla de evaluación del trabajo, y se llaman especialistas cuando hay roturas mayores en los vehículos.
Y después un baño reparador, y cada uno a su casa. Si es que un nuevo llamado exige poner todo nuevamente en marcha, hay bomberos de guardia en forma permanente, todos los días, feriados o días hábiles. Se cubren guardias nocturnas y días sábados, con 12 hombres como mínimo.
Los Destacamentos en los pueblos están permanentemente conectados con el Cuartel Central.
Los jueves es día de “Capacitación”. Cada sección está a cargo de un jefe que brinda conocimientos y novedades. Así cada voluntario realiza un promedio de 100 horas de servicio por mes.
En el cuartel el trabajo está dividido en secciones: edificio, máquinas, materiales, comunicaciones, capacitación (dentro y fuera), personal, oficina técnica (estadística, ordenamiento) y cursos para los ascensos. Los responsables son como gerentes de una empresa.
Y ya todo listo y limpio, con autobombas cargadas de agua en el propio cuartel, un pedido de auxilio, de cualquier tipo, será respondido como la comunidad sabe.
A la hora de la vigilia en las guardias, el cuartel brinda lugar para el descanso, donde no faltan los juegos de cartas, mirar televisión y cenar, donde no se ve una gota de alcohol, a no ser para eventuales invitados.
Juegos o cenas, aunque se tenga el as de espada, o la costilla jugosa en el plato, a la hora de la emergencia todos a sus puestos para proteger a Olavarría y sus pueblos.
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